6 grandes beneficios de comer miel de abeja

La miel es uno de los recursos naturales que más ha sido aprovechado por el hombre. No solo como alimentos sino también en la rama de la medicina. Ya que desde que inició su consumo, se ha sabido sobre los grandes beneficios que esta aporta para la salud.

De hecho, entre los primeros textos de medicina, se encuentran detalles de las propiedades y uso de la miel en tratamientos contra heridas, dolores y enfermedades. Debido a esto, la apicultura ha crecido con el paso de los años hasta convertirse hoy en día en una de las actividades económicas más importantes a nivel mundial. Hoy te contamos los 6 mayores beneficios que puedes obtener al comer miel de abeja todos los días.

Un sustituto natural de la azúcar refinada

La azúcar refinada así como los productos que se crean a base de esta, son altamente nocivos para el cuerpo. Quienes padecen enfermedades como la diabetes o problemas cardíacos, suelen buscar sustitutos más naturales y menos dañinos para su alimentación. La miel es una de las mejores opciones.

La miel es el endulzante original. Antes de la extracción de la azúcar de raíces y plantas como la caña, esta era la única opción que tenían las personas para azucarar sus alimentos.

Los péptidos pequeños, los flavonoides y las enzimas son los responsables de darle la propiedad dulce a la miel. Pero a diferencia de la azúcar refinada y los edulcorantes, la miel es capaz de potenciar tanto el sabor como las propiedades benéficas de los alimentos. Lo que la convierte en un sustituto natural perfecto de azúcares y endulzantes.

Buena para los diabéticos

Contrario al pensar de las personas, la miel no es mala para los diabéticos. A diferencia de otros endulzantes, esta no afecta los niveles de azúcar en la sangre. Muchos estudios aseguran que una de sus propiedades es ayudar a regular la glucosa del cuerpo.

Esto lo logra porque el contenido de la miel no es de solo glucosa. Su propiedad dulce también se debe al contenido de fructuosa. Este equilibrio entre ambos componente es lo que le permite ayudar a controlar el azúcar en la sangre.

La fructuosa en la miel es lo que hace que el hígado capte la azúcar en la sangre eliminándola para producir glucógeno. El cual es esencial para las funciones de órganos y tejidos como el corazón, los riñones, el cerebro y los glóbulos rojos en la sangre.

Varios estudios recientes han demostrado que el consumo de miel no aumenta los niveles de azúcar en la sangre. Tampoco incremente los valores de insulina. Esto es gracias a que la miel produce más glucógeno que cualquier otro alimento.

Elimina el estrés y ayuda a calmar los nervios

El glucógeno producido por el hígado tras comer miel, ayuda a aliviar todo el estrés metabólico. Este no es más que la combinación de todo el estrés emocional, psicológico y físico que se acumula en el organismo. Este suceso causa que las glándulas suprarrenales produzcan un elevado nivel de adrenalina y cortisol.

La producción elevada de estas hormonas coloca al cerebro en un estado de alerta. Este efecto puede ser contrarrestado con la ayuda del glucógeno. Un polisacárido de reserva de energía que al ser enviado al cerebro ayuda a este a cumplir sus funciones regulares. Además de eliminar el estrés, calmar los nervios y reducir la fatiga al trabajar directamente sobre el funcionamiento neuronal.

Una cucharada de miel todas las mañana es una manera natural de reducir el estrés, favorecer la relajación y aliviar trastornos psicológico. Lo ideal es consumir la miel en las mañana, pero también puede causar un efecto positivo si se come miel antes de dormir, antes y después de realizar alguna rutina de ejercicio o en diferentes intervalos a lo largo del día.

Restaura el sueño

Gracias a los efectos relajantes producidos por el glucógeno en el cerebro, comer miel diariamente puede ayudar a restaurar el sueño. La recomendación para este caso es consumirla antes de dormir, ya sea sola o mezclada en un vaso de leche caliente. Esto producirá que el cerebro recargue sus energías durante la noche, evitando que se altere por niveles bajos de glucógeno.

Asimismo, la glucosa contenida en la miel causa una ligera producción de insulina. Permitiendo al aminoácido llamado triptófano ingresar más fácilmente al cerebro. El triptófano favorece la producción de melatonina, la hormona responsable de la regulación del sueño.

Además de contribuir con un sueño más profundo y reparador, la melatonina cumple con otras funciones importantes. Entre ellas se encuentran: Regular los ritmos cardíacos, mejorar la inmunidad y reconstruir los tejidos celulares.

Para conseguir estos beneficios es necesario comer miel todos los días. Preferiblemente en la noche, pero también se puede consumir varias veces durante el día produciendo los mismos efectos. Sin embargo, algunos médicos recomiendan que la dosis no debiera superar las 5 cucharadas por día.

Hace más fuerte a tus huesos y cerebro

Aunque suene extraño, la miel natural ayuda a evitar padecer de enfermedades relacionadas a los huesos como la osteoporosis. Esto es debido a que según algunos estudios, la miel ayuda a absorber mejor el calcio y contribuye a su fijación de este en el cuerpo. Lo que permite mejorar los efectos positivos de su consumo.

Pero el calcio no solo es necesario para los huesos. Este ayuda al cerebro a realizar correctamente todas sus funciones, ya que las neuronas necesitan de calcio para poder producir las señales eléctricas. En otras palabras, si no hay suficiente calcio, el cerebro no trabaja como es debido. Evitando así contraer enfermedades neuronales como Alzheimer, pérdida de memoria, etc.

Un tratamiento natural contra el acné

El acné suele ser causado por dos factores. Un desequilibro hormonal y la colonización bacteriana en la piel. En el segundo de los casos, es posible tratar este padecimiento con ayuda de la miel. Ya que esta posee propiedades como bactericida.

Inhibinas como el peróxido de hidrogeno, los flavonoides, los ácidos fenólicos así como la glucosa oxidasa son los que aportan las propiedades antibacterianas a la miel. Por otra parte, este alimento contiene aminoácidos que contribuyen a la reconstrucción y reparación de los tejidos.

Además posee propiedades antioxidantes e hidratantes. Lo que ayuda a mantener saludable la piel. Todo esto convierte a la miel en un remedio natural contra afecciones dermatológicas. Así como también es un tratamiento para limpiar, proteger y curar distintos tipos de heridas.

Se recomienda no solo comer miel todos los días, sino también aplicar un poco sobre la superficie de la piel afectada para lograr efectos más rápidos.

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